En el II
Aniversario
del Teatro
del Soho
Caixabank

Teatro del Soho: Una historia

I. El origen


El 15 de noviembre de 2019 abrió sus puertas en Málaga el Teatro del Soho CaixaBank, un proyecto impulsado por Antonio Banderas que situaba a la ciudad andaluza en la primera línea del mapa nacional de las artes escénicas y con claras aspiraciones a nivel internacional. La institución se presentaba ante el público como un verdadero centro de creación consagrado a la producción, exhibición y distribución de espectáculos y con iniciativas harto elocuentes relativas a la formación en los distintos ámbitos de las artes escénicas. Con el estreno absoluto del nuevo montaje del musical ‘A Chorus Line’, título escogido por Antonio Banderas para brindar al mundo su nuevo escenario, se daba cumplimiento al fin a un sueño perseguido durante décadas y sostenido no sin dificultades. El Teatro del Soho, consolidado ya con sólo dos años de vida en esa primera división teatral como núcleo atractivo de talento, ha venido a cerrar muchos círculos y a abrir otros tantos para el futuro. Pero esta historia empieza, seguramente, mucho antes de lo que considera la mayor parte del público que hoy ocupa sus butacas.

Porque si corresponde señalar un origen para este teatro, un comienzo para este relato, no resulta descabellado, ni mucho menos, recordar al joven Antonio Banderas que a finales de los años 70 a Marco Antonio en el ‘Julio César’ de Shakespeare, bajo la dirección de Luis Balaguer, en el Teatro Romano de Málaga, como actor del Teatro ARA que fundara Ángeles Rubio-Argüelles. Aquellos primeros pasos en las tablas afirmaron una impronta que nada pudo erosionar jamás: con toda la ilusión por delante, Antonio Banderas comprendía que aquel mundo, el que ocupaba la dimensión exacta de la escena, era el suyo. Y que correspondía, por tanto, entregarse a la causa con toda la pasión y sin medias tintas. Cuando pocos años después el actor malagueño partió a Madrid para dar alas a este futuro, la posibilidad de contar con un teatro propio y estable en su ciudad, tal y como había sido el Teatro ARA, estaba ya prefigurada en el horizonte. Y fue en Madrid donde el teatro continuó tejiendo su sueño, ya de la mano de Lluís Pasqual con el estreno ‘La hija del aire’ de Calderón en el Centro Dramático Nacional en 1981, además de otros títulos como la adaptación escénica de ‘La ciudad y los perros’ de Vargas Llosa que dejó clavado al público en sus butacas con un Antonio Banderas en plenitud. El cine no tardó en llamar a su puerta: ya en 1982 rodaba ‘Laberinto de pasiones’ a las órdenes de Pedro Almodóvar, génesis de una trayectoria que convirtió a Banderas en uno de los actores más demandados de su tiempo, estrella de Hollywood, icono esencial de la gran pantalla y uno de los artistas más reconocidos por el público en todo el mundo.

Pero el éxito en el cine tampoco llegó a sofocar el anhelo de Antonio Banderas respecto a su pasión teatral. Su participación protagonista en la producción del musical ‘Nine’ estrenada en Broadway en el año 2000, con la que obtuvo una nominación al Premio Tony al mejor actor, reactivó en el malagueño el deseo de una mayor implicación en la escena a través justamente del género musical, uno de sus predilectos. Para entonces, Banderas estaba ya dispuesto a acortar las distancias entre su trabajo y su Málaga natal con pasos decisivos. Uno de ellos fue el que le llevó a rodar en la ciudad ‘El camino de los ingleses’, su segunda película como director, en 2005. En paralelo, la idea de abrir en Málaga un teatro propio iba ganando fuerza. Ya en torno al mismo año 2000 puso Antonio Banderas sobre la mesa la posibilidad de crear un teatro en el Puerto de Málaga con una especial atención dirigida a jóvenes artistas a través de ambiciosos proyectos de formación. La iniciativa ganó el apoyo de algunas instituciones públicas e incluso la creación de una fundación para procurar su financiación, pero en el mismo año 2005 el mismo Antonio Banderas decidió frenar en seco la aventura al constatar que, tras la entrada en juego de diversos aliados, la definición del espacio se alejaba peligrosamente de su definición original. En 2017 llegó una nueva oportunidad a través de un concurso público convocado en Málaga para la creación de un nuevo auditorio en la Plaza de la Merced, pero Banderas, que participó en el proyecto ganador del arquitecto José Seguí, decidió renunciar para desarrollar su idea de manera privada a la espera de otra ocasión. Y la ocasión no tardó en llegar.

Fundado en 1961, el antiguo Teatro Alameda ocupaba una posición estratégica en el mismo corazón de Málaga, en la calle Córdoba, a un paso de la Alameda Principal. Su historia resultaba ampliamente jugosa: en la misma manzana abrió sus puertas en 1907 el primer cine de Málaga, el Pascualini, que quedó destruido durante un bombardeo durante la Guerra Civil. El enclave acogió posteriormente un parque de atracciones hasta la construcción del Teatro Alameda, que en sus seis décadas de historia deleitó al público con innumerables representaciones y proyecciones de cine. Tras alcanzar un acuerdo con sus propietarios para una cesión a largo plazo, Banderas se decantó por el equipamiento del Teatro Alameda para su proyecto más deseado: su propio teatro. En correspondencia con la redefinición y profunda transformación que el entorno había experimentado en los últimos años, este proyecto recibió el nombre, bien significativo, de Teatro del Soho. Y casi de inmediato comenzó la profunda rehabilitación que convirtió al viejo Teatro Alameda en el nuevo Teatro del Soho, con una gran sala dotada con 896 butacas, la última tecnología al servicio de las artes escénicas, un restaurante y, posteriormente, una gran sala de ensayos. Como presidente del Teatro del Soho, Antonio Banderas se reafirmó en su convicción de crear un espacio de titularidad privada y constituyó para ello una sociedad sin ánimo de lucro, de manera que los beneficios se invirtieran en las propias producciones del teatro. La entrada en juego de CaixaBank como patrocinador principal se dejó notar en la misma definición del proyecto como Teatro del Soho CaixaBank, un centro de creación artística consagrado a la producción, exhibición y distribución de espectáculos, así como a la formación de nuevos artistas y creadores. Para el desarrollo de este último punto, Banderas cuenta con la complicidad de la Escuela Superior de Artes Escénicas de Málaga (ESAEM) como aliado esencial para el desarrollo de futuras actividades. Finalmente, el malagueño presentó como director artístico de su teatro al hombre que le dio su primera gran oportunidad como actor, Lluís Pasqual, quien contribuyó a que el Teatro del Soho diera con firmeza sus primeros pasos. Así, el 15 de noviembre de 2019, el Teatro del Soho CaixaBank abrió sus puertas en Málaga con el estreno absoluto de ‘A Chorus Line’, que contó con invitados como Pedro Almodóvar, Pasión Vega, Ainhoa Arteta, Carlos Álvarez, Rossy de Palma,Loles León, Fran Perea, Miguel Poveda, Santiago Segura, Juan Diego, Enrique Ponce, Javier Conde, Natalia de Molina, Baayork Lee, Diana Navarro, Nuria Fergó, Remedios Cervantes, José Luis Puche, las hermanas Nicole y Barbara Kimpel, Antonio Cortés, María Casado y Paula Echevarría, entre muchos otros. En el plano institucional, la inauguración contó con la presencia del presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, y del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre. El órdago se había cumplido: Antonio Banderas y Málaga tenían su teatro, tan largamente soñado.  

Esto es un carrusel

"Un centro de creación artística consagrado a la producción, exhibición y distribución de espectáculos, así como a la formación de nuevos artistas y creadores"

II. ‘A Chorus Line’


Para la puesta de largo del Teatro del Soho CaixaBank, Antonio Banderas centró sus opciones desde el primer minuto en un clásico del teatro musical americano. Se trataba no sólo de crear un espectáculo inolvidable: también, en gran medida, de reivindicar un género tradicionalmente considerado de segunda fila en la escena española. Bajo esta premisa, el objetivo era crear un gran espectáculo con una producción realizada a este lado del Atlántico que fuese capaz de reunir el mayor talento técnico y artístico. Finalmente, el título elegido fue nada menos que ‘A Chorus Line’, todo un emblema del musical, estrenado en el Public Theatre de Nueva York en abril de 1975, bajo la dirección de Michael Bennett, con el libreto de James Kirkwood y Nicholas Dante, la música de Marvin Hamlisch, las letras de Edward Kleban y las coreografías creadas por el propio Michael Bennet y Bob Avian. Tras quince años de representaciones ininterrumpidas en Broadway, la obra ha conocido producciones en numerosos países con el mismo éxito de público como norma común hasta constituir un fenómeno sin mucho parangón en la historia del teatro en el siglo XX. El empeño de Antonio Banderas pasaba por presentar la primera gran producción española de ‘A Chorus Line’ en lengua española, facturada en Málaga para todo el mundo. Y así fue como sucedió.

‘A Chorus Line’ resultaba una propuesta idónea a modo de declaración de intenciones para el primerizo Teatro del Soho

Ya desde su hilo argumental, ‘A Chorus Line’ resultaba una propuesta idónea a modo de declaración de intenciones para el primerizo Teatro del Soho. La obra presenta a un grupo de jóvenes artistas en plena audición para optar al elenco de una nueva producción musical, un contexto en el que cada uno de ellos va dando cuenta de sus ambiciones, sueños, riesgos, frustraciones y desencantos, con una introspección psicológica que poco o nada tenía que envidiar al mejor teatro ‘hablado’ que subía a las tablas en Estados Unidos durante la época (además de nueve premios Tony, el libreto fue reconocido con el Pulitzer, una hazaña hasta entonces inédita para el teatro musical). Para concebir su obra, Michael Bennet, nacido en Buffalo en 1943, realizó en 1974 varias entrevistas a una veintena de artistas aspirantes a formar parte de los musicales de Broadway, supervivientes entre audiciones, rechazos y puntuales contratos para papeles generalmente discretos. Con el material biográfico recogido en estas conversaciones (uno de los entrevistados fue Nicholas Dante, quien contó a Bennett cómo se ganaba la vida actuando como ‘drag queen’ cuando no había suerte con las audiciones y que terminó firmando el libreto de ‘A Chorus Line’ junto a James Kirkwood), Bennett trenzó una historia como una expresión de deseo y anhelo por el triunfo, la búsqueda incansable de un sueño por encima de las adversidades y las más siniestras evidencias; una expresión que, en muchos sentidos, era la del mismo Teatro del Soho en su decisión de abrir en Málaga un templo a la escena en general y al teatro musical en particular.

Con Antonio Banderas como codirector artístico, de la reposición de la dirección y las coreografías originales (siguiendo el ‘modus operandi’ instaurado por Bennett antes de su muerte en 1987) para la nueva producción se encargó la estrella de Broadway Baayork Lee, quien interpretó el papel de Connie Wong en el primer montaje de 1975 y quien se desplazó a Málaga para garantizar la mayor fidelidad del espectáculo a la idea original. Arturo Díez-Boscovich se hizo cargo de la dirección musical en complicidad con el asesor de Broadway Joey Chancey. Ignacio García May firmó la traducción del libreto y Roser Batalla, la de las canciones, en un reto de profundo calado a la hora de verter el texto al castellano. Las escenografías, coreografías y vestuarios respetaban escrupulosamente los diseños aprobados por Michael Bennett, en una puesta en escena alumbrada con el mismo espíritu. Para la conformación del reparto, el Teatro del Soho Caixabank convocó audiciones que se desarrollaron del 22 de marzo al 10 de abril de 2019 en Málaga, Madrid y Barcelona y a las que se presentaron más de 1.800 aspirantes.

El elenco resultante, con Antonio Banderas al frente en el papel protagonista de Zack, contó con Angie Alcázar, Kristina Alonso, Miguel Ángel Belotto, Albert Bolea, Lucía Castro, Aarón Cobos, Anna Coll, Fran Del Pino, Daniel Délyon, Alberto Escobar, Roberto Facchin, Diana Girbau, Cassandra Hlong, Juan José Marco, Fernando Mariano, Graciela Monterde, Fran Moreno, Beatriz Mur, Marcela Nava, Ivo Pareja-Obregón, Lucrecia Petraglia, Pablo Puyol, Estíbaliz Ruiz, Zuhaitz San Buenaventura, Aida Sánchez, Lorena Santiago, Sarah Schielke y Luis Villabón (quien figuraba también en el equipo artístico como director asociado). Todos estos jóvenes artistas componían un colectivo ampliamente diverso en origen, lo que respondía al deseo de Antonio Banderas de emular los ambientes teatrales y culturales neoyorquinos en los que la variedad de acentos y modalidades lingüísticas es notoria. Además, en el foso, y bajo la batuta de Arturo Díez Boscovich, una orquesta veinte músicos interpretaba las partituras en riguroso directo, en respuesta al compromiso expresado por Antonio Banderas en estos términos: “No habrá ninguna música pregrabada en este teatro”.

‘A Chorus Line’ se estrenó así el 15 de noviembre de 2019 en la inauguración del Teatro del Soho CaixaBank y se representó de manera ininterrumpida hasta finales de enero de 2020, con Antonio Banderas como protagonista (salvo algunas funciones en las que el también malagueño Pablo Puyol le sustituyó en el papel de Zack) y con un éxito incontestable, traducido en públicos llegados a Málaga desde toda Europa, Estados Unidos y América Latina para disfrutar el espectáculo. De manera harto significativa, el productor John Breglio, responsable de la marca ‘A Chorus Line’ desde 1975, afirmó que el reparto de la producción del Teatro del Soho había sido el mejor en la historia del musical, a pesar de haber sido conformado en sólo mes y medio y de haber trabajado fuera de Estados Unidos. La capital de la Costa del Sol apareció señalada como la primera etapa de un periplo que en el mismo 2020 debía llevar esta nueva producción de ‘A Chorus Line’ a Madrid, Londres y, en una conquista especialmente simbólica, el mismo Public Theatre neoyorquino en el que el montaje original vio la luz en 1975. El estallido de la pandemia y el confinamiento obligado en marzo de 2020 obligó a retrasar los planes, pero el Teatro del Soho se resistió a cancelarlos: si en el mismo 2020 la compañía pudo llevar a cabo un ciclo de representaciones en el Teatro Arriaga de Bilbao y el Teatro Tívoli de Barcelona, el 8 de octubre de 2021, con un panorama mucho más despejado respecto a la situación sanitaria, ‘A Chorus Line’ levantó el telón del Teatro Calderón de Madrid con una abultada agenda de funciones y con planes firmes para Londres y Nueva York de cara a 2022. A pesar de todas las adversidades, el nuevo teatro nacido en Málaga demostraba su capacidad a la hora de brindar espectáculos inolvidables a públicos internacionales y cada vez más amplios. Pero esta historia no había hecho más que comenzar.

III. Un centro de creación escénica consolidado


PRODUCCIÓN

Tras el primer paso que constituyó ‘A Chorus Line’, y muy a pesar de las dificultades derivadas de la pandemia de la Covid-19, el Teatro del Soho CaixaBank ha logrado consolidarse como un centro de creación escénica de primer orden en el panorama nacional, en lo que se refiere tanto a producción como a exhibición y distribución. Tras el musical de Michael Bennett, la segunda producción propia del centro fue ‘En la pista’, un montaje de la comedia del autor británico John Godber bajo la dirección de Marc Montserrat-Drukker y con la versión y traducción de Ignacio García May. Tras su estreno absoluto, la obra se representó entre junio y julio de 2021 y, de entrada, llamó poderosamente la atención del público dado que la escenografía recreaba una imponente estación de esquí en los Alpes Austriacos con todo lujo de detalles. Tras el ‘casting’ dirigido por el propio Montserrat-Drukker, el reparto reunía a jóvenes aunque ya firmes valores de la interpretación con algunos referentes del ámbito de la comedia, con David Amor, Olalla Hernández, Bárbara Santa-Cruz, Cecilia Solaguren, Pablo Vázquez y Ángel Velasco (un elenco en el que, por cierto, figuraban varios actores malagueños). La versión de García May, primera en castellano de la obra, trasladaba la ambientación a los años 80 y adaptaba los elementos más directamente humorísticos del texto original a contextos y claves bien reconocibles para el público español, lo que contribuyó, de manera decidida, al éxito de la propuesta.

En el ámbito de la producción, el Teatro del Soho CaixaBank ha desarrollado también una línea de coproducción con algunas de las instituciones y compañías más destacadas de España pero, también, y en una decisión que tiene que ver con el apoyo y la proyección del talento local, con agrupaciones malagueñas. Es el caso de El Espejo Negro, la emblemática compañía de títeres que dirige Ángel Calvente, que el 30 y 31 de enero celebró en el mismo Teatro del Soho el estreno absoluto de su último espectáculo familiar, ‘Cris, pequeña valiente’, la conmovedora historia de una niña transexual que ha conquistado desde entonces teatros, públicos y reconocimientos en numerosas ciudades de España.

La segunda coproducción en la que ha participado hasta ahora el Teatro del Soho CaixaBank es ‘El príncipe constante’, versión de la obra de Calderón escrita y dirigida por Xavier Albertí y protagonizada por Lluís Homar. En esta ocasión, el Teatro del Soho se alió con la Compañía Nacional de Teatro Clásico (dirigida por el propio Lluís Homar), el Teatro Arriaga de Bilbao y el Teatro Principal Antzokia de Vitoria para la producción de un espectáculo único, objeto de una amplia gira nacional que incluyó festivales como el de Almagro y que cautivó al público malagueño con cuatro funciones entre el 20 y el 23 de mayo de 2021. 

EXHIBICIÓN

Respecto a la exhibición, el Teatro del Soho ha mantenido desde el principio una línea diversa y ecléctica, abierta a muy distintas manifestaciones escénicas y musicales. Así, tras las funciones programadas de ‘A Chorus Line’, tomaron el relevo en febrero de 2020 el espectáculo de danza contemporánea ‘The Door’, dirigido por el noruego Jo Stromgren, y el ‘Romancero gitano’ dirigido y adaptado por quien hasta muy poco antes había sido director del Teatro del Soho, Lluís Pasqual, con la irrepetible presencia de Núria Espert en escena. El 28 de febrero, Día de Andalucía, Estrella Morente abrió la primera edición del Ciclo Flamenco en el Soho del que únicamente pudo celebrarse una cita más, la que protagonizó Tomatito el 7 de marzo. Justo después, el confinamiento sanitario obligó a adoptar una medida dolorosa y más aún, si cabe, en un teatro que acababa de abrir sus puertas: la clausura. Eso sí, la maquinaria del Teatro del Soho no se detuvo, sino que continuó con otros proyectos orientados a la televisión y con la incorporación de medidas y protocolos sanitarios para la mayor seguridad del público que sirvieron de modelo referente a muchos otros teatros en toda España.

Con todas estas medidas en marcha, y con la obligada reducción del aforo, el Teatro del Soho reabrió sus puertas al público el 4 de noviembre de 2020 con un recital lírico a cargo de la Orquesta Filarmónica de Málaga, formación que volvió al mismo escenario el 22 y 23 de diciembre con un concierto navideño y ‘El Mesías’ de Haendel como gran protagonista. Antes, el 6 y 7 de noviembre, el teatro volvió a la programación con ‘La gaviota’ de Chéjov en la versión libre escrita y dirigida por Àlex Rigola, con un reparto encabezado por Irene Escolar; y continuó ya a comienzos de enero de 2021 con ‘Viejo amigo Cicerón’, la obra de Ernesto Caballero dirigida por Mario Gas y protagonizada por José María Pou.

El programa de exhibición se prolongó, en continuo enfrentamiento contra la evolución de la pandemia y las dificultades derivadas de la misma, con ‘Eva contra Eva’, la obra dirigida por Sílvia Munt que trajo a Ana Belén al Teatro del Soho del 16 al 21 de marzo; la presentación de la Sinfónica Pop del Soho con sus primeros programas entre marzo, abril y mayo; y la segunda edición del Ciclo Flamenco en el Soho, que del 30 de abril al 16 de mayo reunió con gran éxito al dúo formado por Daniel Casares y Jorge Pardo, Lin Cortés, Israel Fernández, La Lupi y Farruquito. Si, ciertamente, no podía imaginarse peor circunstancia para un teatro recién inaugurado que una epidemia, el Teatro del Soho logró sobreponerse a la adversidad a base de tesón, riesgo y oficio. El objetivo fundamental de consolidación es, a día de hoy, una realidad notoria.

Esto es un carrusel

DISTRIBUCIÓN

El Teatro del Soho CaixaBank asume como reto fundamental la distribución nacional e internacional de sus producciones. De este empeño da buena cuenta la gira de ‘A Chorus Line’ que, muy a pesar de las restricciones impuestas por la pandemia, llevó el espectáculo tras su estreno en Málaga a Barcelona y Bilbao y ha logrado conquistar al público madrileño en 2021 con Manuel Bandera como protagonista. Tras su periplo nacional, el futuro de este ‘A Chorus Line’ malagueño pasa, con vistas a 2022, por Londres, Nueva York y otros núcleos internacionales de enorme prestigio en lo relativo a las artes escénicas. También es importante reseñar la presentación en el Festival Starlite de Marbella en el verano de 2021 de ‘Notas de cine’, el programa de bandas sonoras del séptimo arte de la Sinfónica Pop del Soho, con la dirección de Arturo Díez Boscovich y la participación de Antonio Banderas como maestro de ceremonias. Justamente, la Sinfónica Pop del Solo reviste un carácter emblemático como embajadora de primer orden del Teatro del Soho en otros escenarios y ciudades.

TELEVISIÓN

La clausura obligada por la pandemia en marzo de 2020 motivó, lejos de la inacción, una respuesta a la altura: con Antonio Banderas al frente como inspirador incansable, el Teatro del Soho CaixaBank mantendría su actividad en proyectos que pudieran desarrollarse a puerta cerrada y sin la presencia del público. De esta forma se decidió convertir el escenario del teatro en un gran plató de televisión para las primeras producciones de Teatro Soho Televisión, firma que vio así adelantado su nacimiento respecto a los planes previstos y que vio la luz gracias a la incorporación de la periodista María Casado por invitación directa del propio Antonio Banderas. Con los protocolos de seguridad ya operativos, el escenario acogió así al rodaje de ‘Escena en blanco y negro’, programa de entrevistas y actuaciones en directo a grandes estrellas de la música conducido por Antonio Banderas y María Casado y de cuya exhibición se hizo cargo la plataforma Amazon Prime Video.

Esta primera experiencia resultó determinante para que el Teatro del Soho acogiera un año después del estallido de la pandemia, el 6 de marzo de 2021, la gala de los Premios Goya del Cine Español, a propuesta de la Academia de Cine y de cuya producción se hizo cargo igualmente Teatro Soho Televisión. Presentada igualmente por Banderas y Casado, la gala, celebrada sin público y sin nominados y con la única comparecencia ‘in situ’ de presentadores, músicos y entregadores, constituyó un verdadero hito a nivel técnico (los nominados y ganadores intervenían desde sus casas) con una recepción por parte del público y de los medios unánime a la hora de aplaudir el trabajo de Antonio Banderas y su equipo al frente del evento. 

SINFÓNICA POP DEL SOHO

En el empeño de Banderas de dotar a sus espectáculos de música en directo nació en la primavera de 2021 la orquesta propia de su teatro, la Sinfónica Pop del Soho, con Arturo Díez-Boscovich, responsable musical del Teatro del Soho, como director artístico. Con medio centenar de jóvenes músicos seleccionados mediante audiciones, la formación, que se reserva un carácter protagonista en la nueva producción del musical ‘Company’, celebró su presentación ante el público el 28 de marzo dentro del programa ‘Semana Santa en el Soho’, con un repertorio de marchas procesionales, y estrenó entre el 7 y el 9 de mayo el programa ‘Notas de cine’, con una selección de algunas de las bandas sonoras más populares de Hollywood.

Este mismo espectáculo volvió a presentarse en verano en la última edición de Starlite, en Marbella, con la batuta de Díez Boscovich y la participación de Antonio Banderas como maestro de ceremonias. La Sinfónica Pop es ya uno de los estandartes del Teatro del Soho y contará en cada temporada con nuevos programas propios para sus conciertos sinfónicos independientemente de su participación en espectáculos musicales. Si la creación de cualquier nueva orquesta es siempre noticia, esta formación demuestra hasta qué punto el compromiso del Teatro del Soho con la mayor calidad de sus propuestas de cara a su público es un propósito irrenunciable.

COLABORACIONES

La cesión del escenario del Teatro del Soho a la compañía malagueña Jóvenes Clásicos para la representación en ‘streaming’ de su espectáculo ‘Canciones de Olmedo’, programada en el Festival LA Escena de Los Ángeles en octubre de 2020; y a Dani Rovira para la grabación en directo de su espectáculo de monólogos ‘Odio’, emitido por Netflix, en noviembre de 2020, completa este paisaje vital del gran proyecto artístico de Antonio Banderas.  

‘COMPANY’:
Así se produce un gran musical

I. Luces (y sombras) de Nueva York


En 1970, el compositor y letrista Stephen Sondheim, nacido cuarenta años antes en Nueva York, era una autoridad respetada en Broadway como pocas. Formado en los entresijos del teatro musical nada menos que de la mano de Oscar Hammerstein II, conoció el éxito muy pronto como autor de las letras de ‘West Side Story’, cuyo estreno en 1957 le garantizó ya una posteridad por derecho en la historia de la escena estadounidense. En 1959 cosechó otro gran triunfo con las letras de ‘Gypsy’, un musical inspirado en las memorias de la artista del ‘striptease’ Gypsy Rose Lee y que contó más de setecientas funciones. Tales premisas situaban a Sondheim en un estrellado del que sólo la peor de las fortunas podía hacerle descender. Sin embargo, la percepción del autor respecto a su propio trabajo distaba ya en esos primeros años del beneplácito general: Sondheim había expresado abiertamente, y volvería a hacerlo en los años siguientes, que las letras que escribió para ‘West Side Story’ no habían terminado de dejarlo satisfecho. A comienzos de los 60, nuestro hombre se veía a sí mismo como un creador incompleto y decidió remediarlo debutando en 1962 como compositor musical con ‘Something happened on the way to the forum’, un espectáculo musical con libreto de Burt Shevelove y Larry Gelbart, inspirado en las comedias de Plauto, para el que Sondheim escribió también las letras. La propuesta volvió a constituir un gran éxito y se acercó al millar de funciones programas de Broadway, pero el trabajo musical de Sondheim tuvo una acogida cuanto menos discreta: la obra se coronó en el palmarés de los Premios Tony, incluido el galardón al mejor musical, pero la composición musical ni siquiera obtuvo la nominación. Posteriormente, el fracaso de lo que debió ser un nuevo musical de Rodgers y Hammerstein, ‘Do I hear a waltz?’, en el que Sondheim fue reclutado de nuevo como autor de las letras, y al que terminó renunciando, le llevó a tomar una decisión irrevocable: a partir de entonces trabajaría como compositor musical y autor de las letras de todos sus espectáculos.

Hubo, eso sí, una excepción: en 1967, el bailarín y director Jerome Robbins pidió a Sondheim (con quien coincidió en ‘West Side Story’) que escribiera las letras de un musical inspirado en la obra de Bertolt Brecht ‘La excepción y la regla’, en cuyo libreto trabajaba el dramaturgo John Guare y de cuya composición musical iba a hacerse cargo nada menos que Leonard Bernstein, en lo que iba a ser su regreso al teatro tras ‘West Side Story’. Sondheim, muy a pesar del poco afecto que profesaba a la obra de Brecht, accedió. Pero, de nuevo, el plan distó mucho de salir según lo previsto dados los continuos desencuentros entre Robbins y Sondheim. A punto de terminar su contrato al frente de la Filarmónica de Nueva York, Bernstein estaba obsesionado con escribir su testamento musical, con lo que la partitura que iba alumbrando no resultaba precisamente accesible para un espectáculo musical. Con la fecha de estreno anunciada y las audiciones convocadas, la renuncia final de Bernstein y la desaparición de Robbins, retirado ‘a la francesa’, provocaron un nuevo episodio de frustración en la trayectoria de Sondheim. El estreno el año anterior de la producción musical para televisión ‘Evening Primrose’, que protagonizó Anthony Hopkins, reafirmó la posición magistral de Sondheim en el género pero no bastó para paliar los sinsabores. Todavía en 1970, a los cuarenta años, Stephen Sondheim era un creador de musicales en busca de sí mismo. Pero aquel mismo año entró en el juego una nueva pieza que cambiaría el destino para siempre: el director de escena Hal Prince.

Y fue Prince quien convenció a Sondheim de que la solución a sus problemas estaba en el mismo teatro americano: un teatro que en aquellos años miraba de frente a la sociedad de su tiempo sin complejos y con el ánimo de desenmascararlo, de revelar sus contradicciones y carencias. Autores como Edward Albee venían desarrollando desde comienzos de los años 60 esta revolución en el ‘teatro hablado’, con raíces ancladas en el mejor teatro europeo de la posguerra, y habían logrado conquistar públicos amplios partiendo desde los circuitos de exhibición menos promocionados. Pero el teatro musical, aferrado a su propia tradición, había decidido mantenerse al margen. El primer fruto de la alianza que durante más de una década mantuvieron Sondheim y Prince fue el musical ‘Company’, cuyo alumbramiento fue, como sucede a menudo en el mundo del espectáculo, casual: el actor y dramaturgo George Furth había escrito una colección de once obras en un acto para la actriz Kim Stanley.  Anthony Perkins estaba interesado en dirigir el montaje y decidió pedir su opinión a Sondheim, para quien había trabajado en ‘Evening Primrose’. Sondheim, a su vez, envió estas once piezas breves a Hal Prince, quien vio en ellas el germen de un espectáculo musical que se correspondiera con la orientación deseada: un montaje hecho no sólo para ser contemplado, sino para interrogar al espectador en su butaca. Sondheim y Prince encargaron a Furth la escritura del libreto a partir de sus once piezas en un acto, y el autor ideó una arquitectura dramática compleja, resuelta igualmente a base de escenas breves e independientes, no necesariamente en orden cronológico, en torno a un neoyorquino de 35 años incapaz de mantener una relación estable y de formar una familia. Se trataba de situar a este protagonista en relación con cinco parejas de amigos para acometer una disección afilada de la vida matrimonial al mismo tiempo que el personaje central mantiene relaciones esporádicas con tres amantes. El título original del espectáculo, de hecho, iba a ser ‘Threes’, aunque finalmente Sondheim optó por ‘Company’ en alusión a la quimera imposible del protagonista, bautizado como Robert y conocido entre sus amigos como ‘Bobby’. ‘Company’ entrañó así la revolución pendiente en el teatro musical americano, cuyos riesgos expresó el mismo Sondheim de esta manera: “Broadway se ha sostenido durante muchos años gracias a la clase media alta, con problemas de la clase media alta. Cuando esta gente viene al teatro, desea huir de su mundo. Y ahora nosotros les arrojamos desde el teatro esos mismos problemas a la cara”.

Tras una pretemporada en Boston, ‘Company’ celebró su estreno el 26 de abril de 1970 en el Alvin Theatre de Broadway, donde se representó de manera ininterrumpida hasta enero de 1972 con más setecientas funciones, bajo la dirección y producción de Hal Prince. Anthony Perkins llegó a incorporarse a los ensayos para interpretar a Robert, aunque decidió salir de la producción tras recibir otra oferta, por lo que fue sustituido por Dean Jones. A pesar de los temores de Sondheim, el público recibió ‘Company’ con verdadero entusiasmo, aunque la crítica reaccionó de manera dispar a la hora de valorar la obra como un modo verdaderamente nuevo de concebir el teatro musical. La estructura narrativa de Furth y la partitura de Sondheim sumieron a parte de la prensa entre la consternación y el desagrado, aunque no faltaron voces que acertaron a calibrar en su medida el órdago artístico propuesto.

Por su parte, el público agradeció la conexión emocional propuesta desde una amplia gama de personajes, ya que las parejas reunidas en la primera escena junto a Robert en su fiesta de cumpleaños (Harry y Sarah, Peter y Susan, Jenny y David, Paul y Amy y Larry y Joanne), cuyas historias se van desgranando en las escenas siguientes, constituyen un mosaico ampliamente representativo de la sociedad neoyorquina de su tiempo, como un poderoso caleidoscopio de personalidades que encuentra en las tres citas de Robert (April, Kathy y Marta) su contrapunto perfecto. ‘Company’ ganó seis Premios Tony en 1970 y ha constituido desde entonces un fenómeno sin muchos precedentes en la historia del teatro musical, con numerosas producciones estrenadas en los cinco continentes, incluidos acontecimientos memorables como la versión en concierto que estrenó en 2011 la Orquesta Filarmónica de Nueva York con Neil Patrick Harris como protagonista (el mismo Sondheim adaptó en 1990 el libreto para actualizar sus elementos centrales y favorecer, precisamente, la puesta en marcha de nuevas producciones).

En 1971, la alianza de Hal Prince y Stephen Sondheim facturó un nuevo éxito inolvidable con ‘Follies’, en el que el compositor ya venía trabajando con el dramaturgo y guionista James Goldman desde finales de los 60. Pero aquella revolución pendiente del teatro musical americano ya había prendido con fuerza en ‘Company’, cuya verdadera protagonista no era otra que la eterna ciudad de Nueva York, con sus luces, sus sombras, sus calles, sus edificios y sus apartamentos: el contexto ideal para demostrar cómo la muchedumbre más populosa puede alimentar la soledad más certera.

II. ‘Company’ desde Málaga para el mundo


Desde el mismo momento en que la posibilidad de crear su propio teatro en Málaga se tornó real, Antonio Banderas barajaba, según sus propias palabras, “tres o cuatro títulos fundamentales del teatro musical norteamericano” para su producción y representación en su ciudad natal. Y ‘Company’ siempre estuvo en la remesa. Si ‘A Chorus Line’ parecía la opción perfecta para echar a andar su proyecto, con su mirada amplia y certera a las ilusiones que prenden en el mundo artístico, ‘Company’ brindaba una reivindicación del musical como género teatral de alto rango, igual a cualquier otra disciplina escénica en cuanto a exigencia artística, mensaje, profundidad y alcance. Dado que esta reivindicación pesaba de manera notable en el anhelo de Antonio Banderas respecto a su teatro, ‘Company’ fue seleccionado como el segundo título del género musical a abordar, producir y montar. El contexto en el que se produjo la decisión difícilmente podía ser más adverso, en los primeros compases de una pandemia cuya resolución constituía un verdadero enigma y con restricciones bien claras en cuanto a aforos y protocolos sanitarios que había que acatar sin remedio. Asumir una producción como ‘Company’, con todos sus costes, hacía necesaria la disposición completa del aforo del teatro con un objetivo fundamental: llenarlo cada noche, tal y como había sucedido con ‘A Chorus Line’ durante tres meses sucesivos. Pero semejante posibilidad parecía aún una cuestión remota. Sin embargo, Banderas decidió lanzar el órdago: en octubre de 2020, el artista anunció la futura producción de ‘Company’, con el estreno señalado para el otoño de 2021, en una comparecencia ante los medios que incluso contó con la representación de uno de los números más conocidos del musical a cargo del propio Banderas y de algunos de los intérpretes participantes en ‘A Chorus Line’. A pesar de la incertidumbre, la maquinaria volvía a ponerse en marcha.

En el mismo otoño de 2020, Banderas celebró con la misma compañía formada para ‘A Chorus Line’ un ‘workshop’ repartido en dos tramos (de diez y cuatro días respectivamente) en el que, a la manera de un taller creativo, se procedió a la lectura del guión y a la selección de ideas para la nueva producción. Ya en aquel primer encuentro, Banderas decidió introducir como gran novedad a nivel artístico una noción fundamental: la del paso del tiempo, de manera que Robert, el protagonista del espectáculo, evocara los momentos descritos en la obra desde la perspectiva que ofrece el paso de los años, una solución inédita en la historia del musical que ofrecía posibilidades interesantes a la introducción de elementos oníricos. Justamente, aquel ‘workshop’ respondía a una condición impuesta por los propietarios de la licencia del musical y, muy especialmente, por el propio Stephen Sondheim: cada nueva producción debe ofrecer una puesta en escena novedosa respecto a todas las producciones estrenadas anteriormente, con elementos propios, sin alterar la historia, los personajes ni los aspectos más significativos de la obra pero con aportaciones netamente originales, justo en la línea contraria de la fidelidad exacta reclamada por los productores de ‘A Chorus Line’. Si, en virtud de esta exigencia, ‘Company’ ha conocido ya tantas variantes como productores, la cuestión del paso del tiempo servía en bandeja la singularidad buscada con indudable eficacia. Ignacio García May y Roser Batalla, traductores respectivamente del libreto y las letras de ‘A Chorus Line’, volverían a repetir en ‘Company’ desde esta premisa.

A nivel de producción, pronto quedó bien claro que el estreno y las funciones posteriores de ‘Company’ en Málaga coincidirían con la gira de ‘A Chorus Line’ una vez que la superación de la pandemia permitiera ambas actividades, lo que obligaba a gestar una segunda compañía para ‘Company’. En este caso, sin embargo, Marc Montserrat-Drukker propuso, como director de producción y de casting, una selección del reparto más dirigida desde el principio que fuese capaz de reunir, a modo de garantía y como apuesta por la excelencia, a los principales talentos del teatro musical en España. Del mismo modo, el Teatro del Soho comenzó a dar los pasos para la creación de su propia orquesta sinfónica, la que sólo unos meses más tarde sería la Sinfónica Pop del Soho, que debía contar con suficientes músicos para nutrir a los dos espectáculos, siempre con música en directo.

Adquiridos los derechos en un proceso de negociación desarrollado durante tres meses, y todavía bajo la incógnita más absoluta respecto a la previsión de la pandemia, la producción se revelaba ya abultada. La experiencia atesorada con ‘A Chorus Line’ ofrecía una plataforma de lanzamiento bien firme, pero, en muchos sentidos, ‘Company’ obligaba a empezar de nuevo al mismo tiempo que el Teatro del Soho luchaba para recuperar su programación y hacer frente a los cambios impuestos en la agenda. No había más remedio que sobreponerse. Manos a la obra. 

III. La creación de un equipo


El objetivo quedó por tanto bien definido en una fórmula simple pero contundente: se trataba de armar la mejor compañía posible para ‘Company’. Tal determinación quedó reflejada en el reparto, con una nómina que reúne a los más reconocidos intérpretes del teatro musical en España: además de Antonio Banderas, quien asumió a su vez la dirección artística, el resto de personajes (con sus correspondientes ‘covers’) quedaron en manos de María Adamuz, Roger Berruezo, Albert Bolea, Lorena Calero, Lydia Fairén, Dulcinea Juárez, Silvia Luchetti, Anna Moliner, Julia Möller, Paco Morales, Marta Ribera, Carlos Seguí, Rubén Yuste, Nando González, Pepa Lucas, Beatriz Mur, Mariola Peña y Ángel Saavedra. Todos ellos han formado parte de los espectáculos musicales de mayor éxito en la Gran Vía madrileña y otros templos del género en España, pero nunca habían formado parte del mismo elenco, lo que hace de esta compañía la más ambiciosa en la historia del teatro musical en nuestro país. Al mismo tiempo, la conformación de este elenco suponía un viaje a la semilla: de todos estos intérpretes, sólo Albert Bolea y Beatriz Mur habían formado parte del reparto de ‘A Chorus Line’.

Además de Antonio Banderas como director, el equipo creativo y artístico incluye a Ignacio García May en la traducción del libreto, Roser Batalla en la traducción de las letras, Arturo Díez Boscovich en la dirección musical, Borja Rueda en las coreografías, Alejandro Andújar en la escenografía, Antonio Belart en el diseño de vestuario, Juan Gómez Cornejo y Carlos Torrijos en la iluminación, Roc Mateu en el sonido, Joan Rodón y Emilio Valenzuela en la edición de vídeo, Sandra Lara en la caracterización, Azahara Margón en la lucha escénica, Pau Baiges como adjunto a la dirección musical, Mamen Márquez como ‘coach’ vocal y ayudante de dirección, Yolanda Jiménez Polonio como ayudante de dirección, Alejandra González como ayudante de escenografía, María Maraver como ayudante de vestuario, Stella Banderas como asistente de dirección, Lola Rosales como apuntadora y Julia Merino como asistente de vestuario. Además, en cada función participan en directo veintiséis músicos de la Sinfónica Pop del Soho.

El equipo de producción cuenta por su parte con Marc Montserrat-Drukker como director de producción y de casting, Francisco Grande y Moisés Robles de Illusion Stage como directores de la producción técnica, Eli Casanova y Rubens Piquer como adjuntos a la preproducción, el mismo Rubens Piquer como gerente de la compañía, Vanessa Monje como gerente de la orquesta y Javier Hueso como asistente de producción, además del equipo de producción del Teatro del Soho CaixaBank.

La alianza de los equipos artísticos y técnicos alumbró una puesta en escena espectacular para ‘Company’. A través de una impresión fotográfica de grandes dimensiones que de hecho invade parte de las plateas destinadas al público, con una calidad inmersiva y una tecnología novedosa hasta lo inédito, la escenografía traslada al espectador al corazón de Nueva York, una ciudad latente, viva, que respira como una criatura, sobre la que la iluminación traza el paso del tiempo y en la que pequeños elementos fugaces (luces que se encienden y apagan en las ventanas, elementos que surcan el cielo) dan cuenta de esa organicidad prodigiosa. A los pies de este monumental despliegue, los veintiséis músicos se distribuyen en dos estructuras que simulan otras tantas escaleras de incendios, a la vista del público, en lugar del foso habitual que ocupan las orquestas. El escenario presenta una plataforma giratoria y una notable economía de medios para dotar de la mayor pureza teatral a la interpretación. Tal y como explica Antonio Banderas, “se trata de aunar un escenario sofisticado, diseñado y creado mediante las tecnologías escenográficas más avanzadas,  y una interpretación metateatral, muy evocadora, poética, centrada en los objetos: algo parecido a una función de fin de curso”. Málaga se convierte en testigo y receptor de la puesta en marcha de una gran producción de teatro musical con ambición internacional. Pero para conocer bien sus entresijos, siempre es mejor que sean sus propios protagonistas los que aporten sus claves. Así se expresaban algunas semanas antes del estreno.

IV. Hablan los protagonistas


Antonio Banderas

DIRECTOR ARTÍSTICO Y ACTOR PROTAGONISTA

“En este momento de mi vida, la razón principal para hacer ‘Company’ es el paso del tiempo”

Preguntado por las razones que le llevaron a inclinarse por ‘Company’ para la nueva producción del Teatro del Soho, Antonio Banderas señala “una razón fundamental en este momento de mi vida, que es el paso del tiempo. ‘Company’ me ofrece la posibilidad de jugar con ese elemento, de una manera como seguramente nunca se ha jugado antes en otras producciones de este espectáculo. De hecho, nada más que empiece la obra, lo primero que vamos a sentir un sonido: el de un reloj que marca el paso del tiempo. A partir de ahí, abordamos cuestiones como el compromiso, el matrimonio, la vida en pareja, todo eso, pero con el tiempo como protagonista absoluto, en un contexto que nos permita preguntarnos qué hemos ganado y qué hemos perdido. Y lo vamos a hacer a través de la historia de cinco parejas con un personaje central, que es lo que nos ofrece esta pieza teatral. Y digo bien lo de pieza teatral: hablamos de un musical, desde luego, pero la hondura de sus personajes se corresponde con la mayor exigencia del teatro”.

La obligación de buscar claves novedosas, nunca antes abordadas, para la producción de ‘Company’, responde justamente a esta inclinación por el tiempo como cuestión axial, pero Banderas apunta demás algunos matices al respecto: “Conocí a Sondheim cuando hice ‘Nine’. Pero fue después cuando supe que es un enamorado de los enigmas: los crucigramas, los sudokus, todo lo que tenga que ver con la resolución de problemas. Y lo cierto es que, conforme te metes en el guión de ‘Company’, te das cuenta de que lo está llenando todo de obstáculos para que tú los resuelvas. Siempre que no cambies la estructura de la obra, te da libertad para que muevas las piezas hasta que encuentres la solución. Creo que por eso no sólo concede, sino que exige libertad creativa a quienes quieran hacer ‘Company’, porque se trata de que cada uno resuelva el enigma de manera distinta a como lo han hecho otros. Por eso Sondheim hasta te prohíbe que hagas el musical como lo han hecho otros. Yo ya no podría hacer ‘Company’ con una actriz o con un actor negro en el papel protagonista, porque eso ya lo han hecho antes”.

Banderas dio con la clave del paso del tiempo en los primeros ‘workshops’ celebrados con la compañía de ‘A Chorus Line’ en otoño de 2020, aunque el planteamiento fue perfilándose en los meses posteriores: “La idea exigía un cierto matiz cinematográfico, pero afortunadamente contamos con la tecnología necesaria. Eso sí, la dotación tecnológica tiene límites muy concretos. No quiero sobreutilizar estos recursos, por mucho que contemos con una escenografía muy sofisticada. Hay como un doble juego, con las posibilidades que nos brinda la tecnología respecto a la ambientación por una parte y, por otra, un trabajo de interpretación muy puro, muy limpio, que se da en el escenario, donde elementos como un vaso o un espejo adquieren significados muy sugerentes en un plano metateatral. La forma y el contenido se funden a menudo. Y el trabajo con los actores ha consistido muchas veces en explicar qué estamos haciendo. Hemos acudido a un modelo muy brechtiano, muy de romper la cuarta pared para dirigirnos al público, a veces a la manera del gracioso del Siglo de Oro español que aparece en las obras de Calderón”.

Marc Montserrat-Drukker

DIRECTOR DE PRODUCCIÓN Y DE CASTING

“Hemos creado la compañía más importante del teatro musical en España”

Curtido en Londres y responsable de buena parte de los musicales de mayor éxito en España, Marc Montserrat-Drukker repite como director de producción y casting en ‘Company’ tras su participación en ‘A Chorus Line’. Como ‘general manager’, su función consiste en “lograr que el espectáculo que se hace se ajuste a la idea que el productor, que es quien invierte el dinero, tiene en su cabeza”, tal y como explica el propio Montserrat-Drukker. “A partir de aquí, se adquieren las licencias, que por lo general vienen sometidas a determinadas condiciones. En ‘A Chorus Line’, se nos obligaba a adoptar de manera muy fiel y exacta la producción original. En ‘Company’, sin embargo, las licencias obligan a que a la hora de subir la obra escena no se haga nada de lo que se ha hecho hasta ahora, respetando siempre, eso sí, las tramas, el texto, los personajes, el orden de los números y el resto de cuestiones esenciales. Son exigencias distintas, pero como ‘general manager’ tu obligación es garantizar que en uno y otro caso se haga lo que los productores demandan, al mismo tiempo que se desarrolle todo en un tiempo concreto y de manera viable, dentro de unos parámetros económicos concretos”.

Recuerda Marc Montserrat-Drukker que la producción de ‘Company’ entraña una suerte de “volver a empezar” para el Teatro del Soho: "A Chorus Line’ lo hicimos a contrarreloj, con el teatro sin terminar y una gran presión, y ahora hacemos ‘Company’ como la gran apuesta después del Covid, lo que también se traduce en mucha presión. Mantener un presupuesto atado a unas fechas en estas condiciones es muy complicado, por eso es vital elegir bien a los equipos, y esa es responsabilidad directa del ‘general manager’. Si pudimos levantar ‘A Chorus Line’ en siete meses fue porque pudimos escoger a los equipos técnicos, artísticos y de producción. Respecto a ‘Company’, hemos tenido que afrontar la incertidumbre generada por el Covid, y eso tiene consecuencias inmediatas en la planificación, las reservas de los hoteles y, por tanto, en el presupuesto. Mantener el equilibrio en todo lo relativo al dinero, el tiempo, el espacio y la agenda es muy complicado, pero ésa es nuestra aspiración. Pero, de nuevo, hemos logrado compensarlo todo creando los mejores equipos”. Una filosofía que, como director de casting, tuvo para Marc Montserrat-Drukker consecuencias directas en la elección del elenco: “Para ajustarnos a los tiempos, propuse a Antonio Banderas un casting más dirigido que nos permitiera contar con los mejores intérpretes del género. El resultado es no sólo el reparto que queríamos, también, seguramente, la compañía más importante en la historia del musical en España”.

Ignacio García May

TRADUCTOR DEL LIBRETO

“El espectador de un musical acepta menos los cambios de lo que haría con un Shakespeare”

Tal y como hizo en ‘A Chorus Line’, Ignacio García May, profesor, escritor y dramaturgo referente en el teatro español contemporáneo, ha traducido el libreto de ‘Company’ mano a mano con Roser Batalla, responsable a su vez de la traducción de las letras. Y explica que el proceso “ha sido muy similar en ambos casos: primero cada uno traducíamos nuestra parte y luego nos enviábamos los textos para que cada cual pudiera leer y comentar la parte del otro; como Roser y yo tenemos un sentido del teatro muy similar, este proceso es muy cómodo y fácil. A continuación, se enviaba el primer borrador a Antonio y entraban los comentarios o sugerencias de dirección, con los cuales se elaboraba el texto final. De todas formas, y a diferencia de lo que sucede en otro tipo de traducciones, en el teatro siempre pueden aparecer cambios de última hora durante los ensayos, para ajustarse, por ejemplo, a las necesidades específicas de un actor”. 

La traducción del libreto de George Furth presenta una absoluta fidelidad con el original: “En un espectáculo, la decisión de respetar literalmente o no el libreto depende, en realidad, de la puesta en escena. A veces el director desea cambiar las obras de época o de lugar y eso implica variaciones en la traducción y hasta reescrituras. En este caso se respetaba el contexto que ofrece el Nueva York de los años 70, de modo que nos hemos mantenido bastante fieles. Obviamente, siempre es más fácil hacerlo con los diálogos que con las canciones, que al ir ajustadas a la música exigen una reconstrucción más compleja. Por otra parte, cuando un espectador va a ver un musical célebre quiere ver exactamente eso, y en general acepta los cambios menos de lo que lo haría con un Shakespeare”. 

Advierte García May respecto al ejercicio del traductor que el teatro “está hecho para ser ‘dicho’, no leído. Por lo tanto, tiene uno que tener en cuenta que aquello que traduzcas ‘suene’ de forma adecuada en boca de los actores. De entrada, el inglés es un idioma más sintético que el castellano; a veces en nuestro idioma necesitamos tres palabras para decir algo que ellos dicen con una. Por otra parte si los diálogos son de tipo naturalista, como en este caso, hay que "reconstruir" esa naturalidad con nuestro propio mundo expresivo. Personalmente detesto cuando veo una obra o película americana y veo que se traducen literalmente expresiones que tienen su perfecto equivalente en español”. 

Roser Batalla

TRADUCTORA DE LAS LETRAS

“Ser fiel al texto original no significa encorsetar”

Actriz de largo recorrido en el teatro, el cine y la televisión, además de letrista y traductora, Roser Batalla vierte al castellano las letras de ‘Company’ tal y como hizo en ‘A Chorus Line’, un trabajo de alta precisión y exigencia: “El proceso de traducción de las letras nos lleva a traducir en primera instancia de un modo más literal y después encontrar el modo de decir lo mismo pero con la cadencia y las expresiones más adecuadas en la lengua de llegada. A eso se le añade el reto de mantener rimas, métricas y acentos musicales cuando se trata de texto cantado. Una vez se tiene una primera versión, le toca el turno a la dirección musical y del espectáculo aportar sus líneas de trabajo para modificar, si conviene, el texto. En el caso de las canciones, es habitual tener escritas varias opciones, dado que una propuesta de frase conlleva el cambio de otras tantas por cuestión de rima”. Las letras originales, precisa Batalla se respetan en la nueva versión “al milímetro. Se trata de hacer comprensible no sólo una historia que está contada en otra lengua, sino el modo en que se cuenta. Las variaciones que pueda haber con el original dependen de la visión de montaje, de la decisión sobre cómo reinterpretar la historia”.

Apunta Roser Batalla que rasar cualquier texto de un idioma a otro “requiere de un muy alto dominio de la lengua a la que se va a traducir, sobretodo. Y requiere también entender el espíritu, el alma del texto. Por lo tanto, hay que lograr mantener los distintos niveles del lenguaje, los giros, coloquialismos, cultismos, frases hechas… cada personaje tiene un modo de ‘decir’, en definitiva”. Y, en este sentido, ‘Company’ es “un buen ejemplo de colección de diversos modos de hablar”. Eso sí, “ser fiel al original no significa encorsetar, sino ofrecer las diversas opciones que pueden derivarse del texto en la lengua de partida. Y esa es la maravillosa y mágica misión del traductor”.

Arturo Díez Boscovich

DIRECTOR MUSICAL

“Sondheim empujó para que la música fuese también un elemento dramatúrgico, y eso está muy presente en esta producción”

Recuerda el director y compositor malagueño Arturo Díez Boscovich que, tras el estreno de ‘Company’ en 1970, la partitura de Stephen Sondheim fue objeto de un recibimiento cuanto menos tibio por parte del público y la crítica, muy a pesar del éxito general de la producción, dada la novedad radical que entrañaba: “Era una apuesta distinta. El público estaba acostumbrado a salir de cada espectáculo tarareando la melodía, aquí eso no pasaba. Pero es que Sondheim busca en ‘Company’ otra cosa. Sobre todo, que la música esté pegada al teatro. Compone cada elemento de manera muy específica y muy dirigida a cada palabra que dicen los personajes. Sondheim empujó para que en Broadway no sólo se hicieran canciones bonitas, sino para que hubiera dramaturgia dentro de la música, un empeño que nacía en gran parte del hecho de que Sondheim creó la música y las letras”. 

A nivel técnico, Díez Boscovich señala que la de ‘Company’ es “una partitura compleja. La instrumentación es muy grande, no es nada minimalista, tiene una elaboración propia de una partitura sinfónica. Eso sí, los códigos son otros. La orquesta hace un seguimiento muy emocional de la obra. Hay un tema principal que se va repitiendo en las sucesivas escenas y que recrea todo lo que al protagonista de ‘Company’ le pasa por su cabeza. El resultado no es tal vez muy vistoso, en el sentido de que al público se le quede pegado, pero sí cumple su función a la perfección. Aunque parezca que no hay muchas ocasiones para el lucimiento, yo disfruto muchísimo con la partitura”. Justamente por esa calidad dramatúrgica de la música, todo el trabajo orquestal se ha hecho mano a manos con los actores “y muy especialmente con Antonio Banderas, con quien lo hemos debatido y discutido todo para que la música y los textos vayan siempre en la misma dirección”. De la calidad sinfónica de la partitura, al mismo tiempo, dan buena cuenta los veintiséis instrumentistas de la Sinfónica Pop del Soho reclamados para actuar en directo en cada función.

Subraya Díez Boscovich que la nueva producción de ‘Company’ mantiene la orquestación de Jonathan Tunick, con la que se estrenó la obra en 1970, de la manera más fiel (“Por lo general, los compositores son recelosos ante la posibilidad de que se modifique su obra”, apunta) y alaba el trabajo del elenco en el apartado vocal: “Cantar ‘Company’ es muy difícil. A menudo la partitura obliga a convertir las letras en un trabalenguas. Hay letanías enormes que hay que interpretar a una velocidad increíble, y eso obliga a ejercer un control exhaustivo sobre el tono y la respiración. Pero contamos con un plantel de primeras figuras del teatro musical español, y eso es una garantía. Levantar una producción así es muy duro, pero también muy satisfactorio”. 

Borja Rueda

COREÓGRAFO

“Presentamos toda una arquitectura coreográfica con la ambición de que el público la perciba con la mayor naturalidad”

Bailarín y coreógrafo en la escena y la televisión, Borja Rueda ha compartido ya diversos proyectos con Antonio Banderas como la gala de los Premios Goya 2020 y se encarga de las coreografías de ‘Company’, en las que distingue dos aspectos esenciales: “Por un lado hay coreografías muy vivas y enérgicas, que son las llevan al publico al disfrute más ocioso; y por otro lado hay coreografías más meticulosas y detallistas. En esta obra hay toda una arquitectura coreográfica que tal vez el público no perciba automáticamente, aunque esto sería un gran éxito: el objetivo es que estas coreografías, por mucho que estén muy pensadas, se reciban del modo más natural”.

Explica Borja Rueda que, como coreógrafo, su prioridad “siempre es hacer sentir y contar cosas. En este caso contamos la historia de Bobby, para la que la coreografía es un ingrediente más con el fin de hacerla comprensible para el público”. Su trabajo traslada al espectador a los años 70 a través del baile “pero se trataba, en todo momento, de ver los años 70 con los ojos de ahora, lo que tal vez ha sido la pieza más difícil del engranaje”. ‘Company’ versa, recuerda Rueda, “principalmente sobre las relaciones humanas, y en ese ámbito hay sensaciones y emociones que no llegan a explicarse con las palabras. Es ahí donde el gesto y el movimiento entran en acción para, por ejemplo, ayudar a Bobby a resolver los enigmas del pasado”.

En cuanto a los ensayos con los intérpretes, Borja Rueda califica el trabajo como “inspirador: reunir un elenco de esta calidad no es fácil y tener la suerte de poder disfrutar de ellos y aportarles mis conocimientos sobre el movimiento, con el amor con que lo reciben, es maravilloso. Además, como director artístico, Antonio Banderas tiene el talento y la capacidad de mimetizarse con cada departamento para elevarlo, con lo que cada proceso creativo es un regalo. Mi momento favorito de una producción son los ensayos, ahí es donde nacen recuerdos únicos para el corazón. Y en ‘Company’ los habrá muchos y de los buenos”.

Alejandro Andújar

ESCENÓGRAFO

“Proponemos una puesta en escena muy novedosa, con elementos que el espectador no habrá visto nunca”

Creador de algunas escenografías más relevantes del teatro español reciente, con amplia experiencia en ámbitos como la ópera, Alejandro Andújar recibió un Premio Max justo mientras trabajaba en la instalación de la escenografía de ‘Company’ en el Teatro del Soho. “La escenografía viene definida fundamentalmente por una gran foto dispuesta en casi 360 grados, que abraza la sala y se mete entre el público, con un gran panorama en el fondo. A la hora de elegir la imagen teníamos dos objetivos: contextualizar en un lugar posible un apartamento en Nueva York que incluyera una mirada icónica a la ciudad, aunque por otro lado había que tener en cuenta que Nueva York no ofrece siempre esas panorámicas. Cuando estás en Manhattan los edificios suelen estar muy próximos y las perspectivas son a menudo reducidas. Conjugando estas dos variables, llegamos a la conclusión de que el público debía reconocer Nueva York pero siendo coherentes con las panorámicas de la ciudad. Conviene admitir, sin embargo, que, una vez tomadas las fotografías ‘in situ’ lo que hicimos fue crear un collage para que la visualización resultase óptima. Es decir, que sí hay algo de engaño o de ilusión por nuestra parte”. 

Esta fotografía impresa presenta “unas cualidades técnicas muy concretas. Por ejemplo, para las escenas nocturnas trabajamos con proyecciones de luz desde atrás para suscitar la impresión de que las ventanas están encendidas. Pero todo funciona en un lenguaje fotográfico: partimos de una ambientación en los años 70, con lo que el tratamiento de la foto tiene un viraje que recuerda al tipo de grano y al tipo de revelado de la época. El ‘mapping’ que se proyecta encima va dirigido a dar vida a la fotografía, pero todo siempre desde el punto de vista del arte fotográfico”. En cuanto a los demás elementos, “las fases escenográficas ya las puso sobre la mesa Antonio Banderas, con una plataforma giratoria en un gran espacio vacío donde se mueven los actores. Todo el juego escénico actoral se concentra en ese vacío, cuya definición tecnológica es muy simple. Digamos que jugamos con una gran cáscara tecnológica muy compleja sobre un espacio vacío. El lenguaje teatral está más basado en la convención pero no es menos minucioso. El objetivo era que ninguno de estos dos planos interfiriera en el otro”. “Queremos generar una sensación, digamos, extraña. Se trata de meter al espectador no en una película, sino una foto fija. Los elementos dinámicos que se proyectan en la foto pueden inspirar algo parecido al cine, pero creo que trabajamos sobre todo con sensaciones teatrales. De ahí nuestra apuesta por lo analógico”, añade Andújar.

En cuanto al trabajo en equipo, destaca Alejandro Andújar que, en cualquier producción, la escenografía “depende de la luz y la imagen. Por eso, los diseñadores de luz y escenografía hemos estudiado aquí todas y cada una de las posibilidades. Es fundamental que haya una compenetración absoluta entre la iluminación y la escenografía. Estamos proponiendo una puesta en escena muy novedosa, con elementos que el espectador no habrá visto nunca, y eso implica entrar en terreno desconocido, por lo que esa compenetración es aún más necesaria”.

Antonio Belart

DISEÑADOR DE VESTUARIO

“Para componer la estética de un personaje voy a sus tripas: el punto de partida es el mismo que el de un actor”

Director de arte y diseñador de vestuario de una abultada nómina de películas y espectáculos, Antonio Belart afirma: “Sin ánimo de vanidad, soy el diseñador de vestuario que más ‘Sondheims’ ha hecho en España”. Y tiene razón. Incluso ha ganado algún Max gracias a esos ‘Sondheims’, de la mano, principalmente, de Mario Gas. “Conocí a Sondheim cuando vino a Barcelona a ver ‘Sweeney Todd’, aunque precisamente yo no trabajé en aquel montaje. Conocí su entusiasmo, con qué gratitud y generosidad responde a quienes quieren subir su obra a los escenarios. Después, en cuanto Antonio Banderas me propuso participar en este producción dije que sí de inmediato. No hubo que pactar nada”, explica.

Una vez asumido  el reto de hacer el vestuario de ‘Company’ “piensas sin remedio en la maravilla que fue el tiempo que transcurrió entre finales de los sesenta y principios de los setenta. Lo primero que haces es recopilar material fotográfico, toda la documentación sobre la época que puedas atesorar. No se trata de ir sólo a ‘Vogue’, también a quienes no salen en las portadas. Y luego, bueno, cuando se estrenó ‘Company’ yo tenía trece o catorce años, así que he tirado mucho también de memoria personal”, apunta Belart, quien aporta detalles sobre el viaje que implica la elección del vestuario adecuado para cada personaje: “Siempre voy a la médula, a las tripas del personaje, para componer su estética. Luego vas jugando un poco al trilero, probando composiciones, viendo cada personaje en relación con los demás. En ‘Company’ hay que contenerse para no pasarte con los pigmentados y estampados demasiado golosos. A mí me funciona poner toda la carne en el asador e ir desmenuzando después. En todo esto hay una construcción propia del personaje, pero después tienes que adaptar todo eso que construyes al cuerpo del actor que lo va a interpretar”. De hecho, Belart subraya que, a la hora de diseñar el vestuario, “el punto de partida es el mismo que el de un actor. Y las primeras conversaciones con el director son idénticas”.

A la hora de definir su trabajo para ‘Company’, Antonio Belart indica una clave fundamental: Málaga. “Banderas me pidió, a sabiendas de que yo trabajo en Madrid, que montara los talleres de vestuario en Málaga. Al principio me sofoqué: hablamos de un volumen de trabajo que constituye un reto para cualquier taller que no esté especializado en teatro, como sí los hay en Madrid. Pero dividí el encargo en tres talleres, dos estables en Málaga y otro para elementos más puntuales en Madrid. Y ha resultado muy, muy bien. Detrás de todo esto está el empeño de Antonio Banderas de crear escuela en Málaga. Y esto, a mí, me pone mucho. Cuento con gente de la Escuela de San Telmo y estoy descubriendo un talento descomunal. Todo lo que podemos comprar en Málaga lo adquirimos aquí, no en Madrid. Vi que era posible y nos pusimos a ello. En Málaga hay un potencial artístico tremendo. Estoy fascinado con esta ciudad”. Y añade, de modo revelador: “Para un hombre de 65 años como yo que empezó con esto a los 19, que siga pasando esto, que la ilusión se siga renovando, no tiene precio. Y esto es algo que le agradezco muy especialmente a Antonio”.

Juan Gómez Cornejo

DISEÑADOR DE ILUMINACIÓN

“El público va a entrar en Nueva York directamente, nada más poner el pie en la sala”

Reconocido con el Premio Nacional de Teatro y varios Premios Max, vinculado a creadores como Gerardo Vera, Tomaz Pandur y Miguel Narros, Juan Gómez Cornejo es uno de los principales referentes de la iluminación en el teatro español, con una trayectoria repleta de éxitos en el teatro, la lírica y la danza. Su incorporación al equipo de ‘Company’ entraña una garantía solvente para el espectáculo, pero el diseñador explica su trabajo de forma sencilla: “Soy de los que piensan que la luz es una disciplina más dentro de las artes escénicas. Una disciplina importante en la medida en que da mucha información, de carácter narrativo y emocional. Es un personaje más que tiene que fluir con la historia y aporta sus propias claves”. Respecto a ‘Company’, el diseño de iluminación pretende “crear un espacio realista, que de alguna forma conserve la parte más teatral y artesanal, con una cierta apariencia de telón pintado continuo que a través de la luz va cambiando de carácter. Pero queremos que la ciudad representada tenga  vida propia, donde confluyen ya no sólo elementos realistas, también oníricos, en relación con los recuerdos que el protagonista vive como un sueño”.

Respecto a la complejidad del montaje, Gómez Cornejo recuerda que un espectáculo musical “aporta siempre mucha información visual y esto, de entrada, complica las cosas. Puede ser que los nudos más importantes de la narración se diluyan entre tanta información y no lleguen a ser percibidos como tales por el público. Y ahí es donde entramos nosotros: una de las funciones de la iluminación es ofrecer una visión selectiva de las cosas. En una obra como ‘Company’ eso es fundamental: hay que subrayar muy bien lo que tenga más importancia en cada momento para lograr que convivan varios planos narrativos. Si además logras seleccionar la información de una forma bella, transmitiendo emoción, mucho mejor. Y si logras atravesar la cuarta pared, pues mucho mejor todavía”. En este caso, “el público va a entrar en Nueva York directamente, nada más poner el pie en la sala. Eso nos ayuda mucho a definir el espacio escénico y la iluminación. Nueva York no está detrás de un telón, sino justo en el lugar en el que se sientan los espectadores para formar parte de la historia”.

En cuanto al oficio, el diseñador explica las claves de su evolución: “La luz en el teatro siempre cumple la misma función. Lo que sí está cambiando mucho es la herramienta. El imaginario que puedo desarrollar hoy en un proceso creativo es similar al que podía desarrollar hace treinta años, pero las herramientas están muy condicionadas en el sentido de que son muy sofisticadas. Es decir, los que diseñamos la iluminación ya no podemos trabajar solos, necesitamos tener especialistas con nosotros. Antes te apañabas con cuatro filtros y ahora hay mucha robótica, antes todo era luz incandescente y ahora es todo led, lo que entraña un cambio radical al que de hecho yo todavía no me he habituado. Las herramientas se van sofisticando y tú tienes que cambiar tu paleta, no sólo de colores, sino de calidez, texturas y otros muchos parámetros. Todo esto se programa en una máquina a la que tienes que ir dando la información paso a paso. La velocidad a la que cambia todo te obliga a estar al día y a contar con un equipo alrededor lo más competente posible”.

Carlos Torrijos

DISEÑADOR DE ILUMINACIÓN

“Lo más gratificante llega cuando el espectador es consciente de haber disfrutado un momento especial”

Mano a Mano con Juan Gómez Cornejo, Carlos Torrijos hace de la luz una cuestión esencial en ‘Company’. Coincide con su compañero en que lo más importante de la iluminación es “conseguir que en el concepto del show la luz sea un elemento más que contribuya a darle forma y que complemente el resto de disciplinas. La luz por sí sola es sólo eso, luz; lo importante es que  ayude a generar atmósferas y ambientes que transmitan sensaciones y que mantengan la atención del espectador adecuadamente”.

Torrijos destaca la esencia natural de la iluminación: “La luz es parte de la vida y nos acompaña  en cada momento del día, dandole forma y marcándonos el ritmo. Su intensidad y color nos llevan a comportarnos de una manera concreta. Es por esto que cuando usamos la iluminación artificial con cualquier intención en la escena, contribuimos a que el público pueda vivir sensaciones y sentimientos. Así, la iluminación en ‘Company’ esta usada a veces como una herramienta que marca un desarrollo concreto de la escena”.

Como diseñador de iluminación, el momento más gratificante para Carlos Torrijos llega “cuando el espectador que acude a ver un espectáculo sale con la sensación de haber disfrutado un momento especial. Lo importante es que el conjunto de disciplinas sea el protagonista, no sólo una parte. Nuestro trabajo en ‘Company’ es en equipo. Y cuando este equipo consigue que la luz, la escenografía, el sonido, el vestuario, las coreografías, los artistas y la técnica que les acompaña funcionen perfectamente es cuando realmente el todo emociona y se convierte en protagonista”.

Francisco Grande

DIRECTOR TÉCNICO

“A los técnicos nos corresponde trabajar en la misma dirección que los artistas”

A la hora de hacer realidad en escena las ideas de los equipos artísticos, es fundamental la entrada en juego del equipo técnico. Francisco Grande, uno de los técnicos más solventes y respetados con los que cuentan las artes escénicas en España, ha alternado la dirección técnica del montaje de ‘Company’ en Málaga con el de ‘A Chorus Line’ en Madrid bajo el mismo principio: el trabajo mano a mano con los equipos creativos. “El punto de partida es la recepción de las propuestas de esos distintos equipos creativos. Una vez recibidas, las combinamos para estudiar su visibilidad en una perspectiva cada más cercana al conjunto. Es un trabajo de mesa arduo pero en el que ya empezamos a intuir la imagen general del espectáculo. Una vez contrastadas y equilibradas las propuestas, estudiamos su aplicación en escena”, explica.

Y a partir de aquí las dificultades continúan, pero en un orden distinto: “Cada espectáculo y cada teatro presentan sus particularidades y complejidades. En el caso del Teatro del Soho, hablamos de una sala no muy grande que en la que además vamos a montar un espectáculo inmersivo, cuya escenografía invade parte del espacio reservado al público. Todo esto nos obliga a hilar muy fino”. Un elemento especialmente complejo a nivel técnico es la plataforma circular giratoria que preside el escenario de ‘Company’ de la manera más discreta para que el público perciba únicamente sus efectos, no la instalación en sí: “La instalación es delicada porque tiene que ir necesariamente a ras de suelo, sin desniveles de ningún tipo, lo que no resulta sencillo. Además, para poder traer la plataforma a tiempo a Málaga hubo que afrontar una logística internacional afectada todavía por la pandemia en cuanto a plazos y retrasos. Por no hablar del hecho de que todos loselementos automatizados e informatizaros requieren mucha paciencia y mucho cariño para que den lo mejor de sí, y en este sentido la pieza giratoria ha requerido su tiempo”.

Respecto a la legendaria posición del director técnico como portador de malas noticias para las compañías, Grande matiza que en su trabajo “nos toca dar buenas y malas noticias. Lo importante es llegar a puntos de acuerdo y, por nuestra parte, trabajar siempre en la misma dirección que los artistas. Lo que nunca debe hacer un técnico es alimentar falsas expectativas”. En el caso particular de ‘Company’ “es muy interesante montar un espectáculo de gran formato y de una gran ambición escenográfica que aspira, al mismo tiempo, a ser teatralmente muy puro, muy elemental. Es un reto complicado pero muy estimulante”.

Moisés Robles

DIRECTOR TÉCNICO

“Los técnicos ponemos en marcha todos nuestros recursos para lograr algo muy parecido a la magia”

Mano a mano con Francisco Grande en la dirección técnica de ‘Company’, Moisés Robles recuerda su experiencia en la dirección técnica de numerosos espectáculos musicales en la Gran Vía madrileña y confirma que “en cuanto a ambición técnica, ‘Company’ no tiene nada que envidiar a esas producciones. Más bien, lo contrario: lo habitual es que las orquestas de los musicales cuenten con un máximo de doce o quince músicos, pero en ‘Company’ vamos a tener veintiséis y además en escena, lo que de por sí entraña un reto técnico enorme”. Pero para un técnico de las artes escénicas “lo más bonito es la introducción de elementos con los que el espectador seguramente no cuenta, como un espejo, por ejemplo, con el que podemos evocar una noche estrellada. Cuando el público cree que tiene ya todas las claves de la puesta en escena, es muy gratificante poder introducir elementos sorprendentes, que lleven a ese mismo espectador a otra parte, en un plano incluso poético. En ese sentido, los técnicos ponemos en marcha todos nuestros recursos para lograr algo muy parecido a la magia”.

Entre otros retos, Robles destaca el trabajo desarrollado para montar una gran producción como ‘Company’ “en un teatro de dimensiones más reducidas que las habituales en lo que se refiere al teatro musical. El mero proceso de descarga de los materiales ya fue complicado. Hubo que desinstalar todo el patio de butacas para hacer sitio y aún así afrontamos una pequeña crisis por el mero hecho de que no cabíamos. Pero, justamente, es muy estimulante poder trabajar con una producción así en este teatro y con los mejores equipos artísticos y creativos. La compañía es tremenda. Ya sólo a nivel interpretativo están todos los grandes artistas del musical en España. Los he visto a todos actuando en Madrid pero nunca dentro de un mismo reparto, y eso es maravilloso. La apuesta que ha hecho Antonio Banderas para hacer crecer Málaga también desde las artes escénicas es fabulosa”. 

Respecto al desarrollo tecnológico del que pueden favorecerse grandes producciones como ‘Company’, Moisés Robles pone una palabra sobre la mesa: “Exigencia. De entrada, cuando el espectador se gasta un dinero en su entrada, luego quiere comprobar que ese dinero se ha invertido en lo que ve en escena. Y ahí el trabajo técnico es fundamental, por lo que las tecnologías de robotización y automatización pueden solucionar muchos problemas. Pero, al mismo tiempo, tiene que regir un principio de sostenibilidad. No se trata de añadir elementos técnicos porque sí, simplemente para hacer un alarde. Cuando se ha hecho, y no han sido pocas veces, los resultados nunca han sido buenos. En ‘Company’ trabajamos para que cada elemento técnico tenga un sentido y vaya de la mano de lo artístico. Y así es como lo percibirá el espectador, sin que quede perdida la magia pero sin asomo de gratuidad. Cada decisión técnica viene respaldada por una decisión artística”.

Javier Banderas

ADMINISTRADOR GENERAL

“Company’ es la mayor afirmación de la consolidación del Teatro del Soho”

Una pieza fundamental para el desarrollo de ‘Company’ es la que encarna Javier Banderas, administrador general del Teatro del Soho CaixaBank y responsable de que los recursos estén disponibles cuando más se los necesita. Banderas destaca que la nueva producción musical “viene a afirmar que el Teatro del Soho es una realidad consolidada, un proyecto que nació cuando Antonio optó por Málaga para poner en marcha su teatro y que presenta a día de hoy un balance muy positivo. Ahora nos parece normal que tengamos una gran demanda de entradas en la venta anticipada, tal y como pasó con ‘A Chorus Line’, pero lo cierto es que en Málaga esto no era habitual hasta que abrimos nosotros”. Javier Banderas destaca la idea de consolidación “muy a pesar de que el teatro lleva funcionando sólo dos años, después de un complejo proceso de rehabilitación del antiguo Teatro Alameda, y de una pandemia que lo ha llenado todo de incertidumbre y que nos obligó a cerrar el teatro pocos meses después de abrirlo”. En este sentido, el administrador destaca el acierto que demostró el equipo presidido por Antonio Banderas “a la hora de anticiparse. Reaccionamos al cierre con la creación de Teatro del Soho Televisión, para la que contamos con María Casado al frente y con la que pudimos emprender producciones como ‘Escena en blanco y negro’ y la gala de los Premios Goya 2020. Seguramente, si hubiéramos seguido el plan previsto de producciones escénicas, no habríamos podido sacar adelante las producciones televisivas que, en plena pandemia, contribuyeron a reforzar la idea de que el Teatro del Soho seguía vivo y activo a pesar de la clausura forzada”. 

Precisamente, y con vistas a ‘Company’, para cuyas funciones pudo sacar a la venta el Teatro del Soho las entradas con los aforos completos, Javier Banderas subraya la importancia “de seguir insistiendo en la definición de nuestro teatro como un espacio seguro, en el que mantenemos activos todos nuestros protocolos de seguridad sanitaria y en el que el público puede sentirse absolutamente seguro y libre de contagios”. Confía Javier Banderas, eso sí, en que la respuesta de Málaga volverá ser la misma que se dio en ‘A Chorus Lines’, con el cartel de ‘no hay entradas’ colgado durante tres meses: “El público de Málaga ha demostrado que, si le ofreces un buen espectáculo, va a responder. Y estamos convencidos de que va a volver a hacerlo en ‘Company’. Pero conviene recordar que el Teatro del Soho es un proyecto abierto mucho más allá del contexto local. El público que vino a ver ‘A Chorus Line’ procedía de Málaga en un cincuenta por ciento: el resto vino a ver la obra desde otras provincias de España y también desde otros países. Nos alegra comprobar, igualmente, que ‘A Chorus Line’ está siendo uno de los espectáculos más vistos en Madrid, con las funciones repletas. La consolidación de este proyecto es, pues, un hecho”.

Intérpretes

María Adamuz (April): “Sondheim es el compositor más complicado del mundo de los musicales. Es tal el virtuosismo que derrocha que sus temas son complicadísimos , y si a eso le sumamos el baile y la interpretación todo se complica aún más. Afortunadamente, contamos con Antonio Banderas como director. Es pura pasión por lo que hace y así no lo transmite. ¡Es un excelente director! Tiene muy claro lo que quiere y tiene unas ideas brillantes ademas de muchísima creatividad. El trato hacia nosotros es impecable, nos cuida y nos da directrices con amor, respeto y generosidad. Todo esto es lo que le hace ser excelente”.

Roger Berruezo (Paul): “Todo nos hace crecer como personas, las vivencias y experiencias que luego se ven reflejadas en nuestro trabajo. Pero ésta será una experiencia que nos aportará, personalmente, más seguridad en escenario en todos los niveles. ‘Company’ te presenta cosas muy cotidianas de la vida que te hacen sentirte reflejado, y eso te provoca que veas desde otro punto de vista cosas en las que habitualmente no reparas. En este sentido, todos los compañeros estamos sorprendidos por la humanidad que desprende Antonio Banderas, su sencillez, educación, y compañerismo. No sólo nos da lecciones de interpretación, también de respeto y comprensión. Es un gustazo y lujo poder trabajar así”.

Albert Bolea (Peter): “Yo ya tuve la suerte de poder trabajar con Antonio en ‘A Chorus Line’ y fue una gran experiencia. Ahora, tener la oportunidad de trabajar y construir este espectáculo tan emblemático desde cero con é está siendo un proceso muy interesante y enriquecedor.  Poder hacer una obra de Sondheim siempre es algo que esta en la lista de cualquier actor o actriz que ame el género musical. Y si encima le sumas poder trabajar codo a codo con este elenco de personas talentosas y trabajadoras… no tiene nombre”.

Lorena Calero (Kathy): “Todos los montajes te dejan algo, intento aprender siempre, pero ‘Company, tiene ese pellizco especial de humanidad, compañerismo y belleza. El elenco es insuperable y el equipo que rodea todo esto también. Igualmente, es un honor trabajar con Antonio Banderas. Es muy emocionante que sea nuestro director, un ejemplo insuperable de profesionalidad, buen trato, la generosidad como director y compañero. La emoción es máxima”. 

Lydia Fairén (Marta): “Company’ constituye una oportunidad única de aprender de mis compañeros, a los que tanto admiro y he tenido como referentes desde hace años. Es una suerte que se hayan podido reunir todos en una misma producción musical. Por eso me lo tomo como una ‘masterclass’ constante. Me siento muy arropada, todos me animan a exprimir y explorar todo mi potencial, lo que me está siendo de gran ayuda a nivel artístico. Si bien es cierto que Sondheim escribe las canciones de manera que cantándolas ya te sitúa emocionalmente en el lugar necesario para la escena que viene a continuación, la partitura es muy compleja y vocalmente muy exigente tanto por registro como por métrica”.

Dulcinea Juárez (Sarah): “Company’ es una obra de Sondheim, e interpretar cualquier cosa de Sondheim es un privilegio y un placer como actriz y músico. También tiene un aliciente, y es que las mujeres tienen un peso importante, diría que son las que llevan la batuta en casi cada escena, algo poco habitual en otras obras. Es un musical más adulto, que como artista me da la oportunidad de mostrar un registro más maduro. Por otra parte, trabajar con Antonio ha sido un descubrimiento refrescante y muy motivador. Su pasión, rigor y constante búsqueda, unidas a su entusiasmo, contagian y te llevan a subirte a su barco. Está pendiente de todo, siempre dispuesto a escuchar, humilde y currante, se ha convertido en un referente a la hora de enfocar el trabajo en esta profesión”.

Silvia Luchetti (Susan): “En estos diecinueve años que llevo viviendo en España, el teatro musical ha crecido muchísimo. Hay profesionales más preparados, hay escuelas, y el público también tiene discernimiento de qué es bueno y qué no. Pero que los artistas de los musicales no lleguen a ser reconocidos como merecen responde a un problema de ignorancia y falta de educación que, lamentablemente, se da a veces dentro de la misma profesión. No llevamos el teatro musical en nuestro ADN como los países sajones, aún queda mucho trabajo por hacer. Por eso, el trabajo y lareivindicación de Antonio Banderas a favor del teatro musical son muy importantes y harán que llegue más lejos”.  

Ana Moliner (Amy): “La verdad es que hacía muchos años que no hacía un musical, pero para mí ‘Company’ no es un musical cualquiera, es teatro en estado puro con una partitura sublime. Sin duda una de mis favoritas, al igual que mi personaje, Amy, que siempre me ha perseguido, como si ya hiciera tiempo que me estuviera esperando, y ahora era el momento. Es un regalo, después de una época muy dura para las artes escénicas, volver a pisar escenario con Antonio. Desde el primer día nos ha hecho sentir en casa y nos ha permitido crear nuestro personaje con total libertad”.

Julia Möller (Jenny): “Sé que ‘Company’ será un musical fundamental en mi trayectoria por tres razones: El propio musical en sí, que es una joya. Trabajar con Antonio Banderas como director y como compañero, es un lujo absoluto. Y tener este reparto maravilloso. Además de ser amigos, son profesionales a los que admiro muchísimo. Es un regalazo".

Paco Morales (Larry): “Siempre que te enfrentas a un nuevo proyecto la presión, las inseguridades los miedos se multiplican exponencialmente, con Antonio Banderas , desde el minuto uno todo es fácil y fluido. Como director te hace sentir cómodo en todo momento, implicado, seguro… que más se puede pedir. Ni en los mejores sueños de un actor sucede así y, como siempre, la realidad esta superando a la ficción. ‘Company’ es uno de esos títulos que a todo actor de musical le gustaría disfrutar y yo lo estoy haciendo y ademas formando parte de un elenco, que pecando un poco de inmodestia, es el sueño de cualquier productor”.

Marta Ribera (Joanne): “En ‘Company’, como en la mayoria de funciones de teatro musical, lo más complicado es cantar, bailar e interpretar a la vez, fusionar estas tres disciplinas para que no deje de ser una obra de teatro. Que todo parezca fácil y fluya con la mayor naturalidad posible. La experiencia con Antonio Banderas está siendo regeneradora y renovadora gracias a su visión profesional de éste difícil género. Dirige con una generosidad y desde una forma totalmente humana dentro del trabajo a la que no solemos estar acostumbrados”.

Carlos Seguí (Harry): “Durante mucho tiempo, los actores de musicales estábamos encasillados en este sector y teníamos muy poco acceso a otras ramas de la interpretación. Cada vez más, afortunadamente, estamos demostrando que tenemos la capacidad y la calidad para hacer teatro sólo de texto, televisión o cine. Respecto a ‘Company’, esta experiencia va a marcar un punto de inflexión en nuestras carreras. Creo, sinceramente, que de este ‘Company’ se va a hablar durante mucho tiempo. Te hace crecer no sólo como intérprete, también como creador. Es un disfrute enorme el que sentimos formando parte de este montaje”.

Rubén Yuste (David): “Es una pena que en España los actores de teatro musical no sean reconocidos como en otros países. Yo de hecho en estos últimos años he intentado dejar de lado el teatro musical y centrarme en teatro de texto. Por eso estoy feliz de ver iniciativas como las de Antonio Banderas y el Teatro del Sohio, que lo que están haciendo es educar a nuestro público acercando obras de teatro musical que tal vez no sean tan comerciales, pero sí que son grandes títulos  que ayudan a mostrar también lo difícil que es que un buen actor cante, interprete y baile”.

Nando González (Standby Peter / Harry / David / Larry): “Para mí, hacer un Sondheim, uno de mis autores favoritos de la historia del musical, es un reto, más aún asumiendo la parte de cuatro personajes. Tener la oportunidad de hacer ‘Company’ con Antonio Banderas al frente de este elenco es un sueño hecho realidad. Antonio nos lo hace todo muy fácil, abordando el trabajo desde la cercanía y la complicidad, invitándote siempre a la participación en el proceso creativo”.

Pepa Lucas (Standby Sarah / Jenny / Amy): “Formar parte de un espectáculo donde el elenco está conformado por grandes pesos pesados del teatro musical en España es algo que obviamente habla de una manera positiva colocándote en un buen lugar. Pienso que ‘Company’ es una oportunidad para crecer y aprender del arte y sabiduría de todos mis compañeros”.

Beatriz Mur (Standby Kathy / April / Susan / Marta):  “¡Trabajar con Antonio es un regalo! Es mi segunda vez trabajando a su lado después de ‘A Chorus Line’, y me reafirmo en que es un profesional de los pies a la cabeza y un apasionado en todo lo que hace. Da gusto trabajar con alguien como él porque así hay poca gente. Lo más difícil en ‘Company’ es la partitura, que es muy compleja. La parte de canto podría ser el mayor reto. Pero si se hace bien, es muy potente. Nosotros la disfrutamos mucho y esperamos que el público también lo haga”.

Mariola Peña (Standby Amy / Sarah / Susan / Kathy):  "Cada trabajo, por pequeño que sea, te hace crecer y te da tablas. Es cierto que la envergadura de ‘Company’ conlleva muchas cosas. Desde el equipo artístico que lo conforma, del cual se aprende cada minuto, a la visibilidad que Antonio le aporta al espectáculo. En mi caso particular, el aprendizaje es enorme y a toda velocidad. Cubro varios personajes. Es la primera vez que soy ‘swing’, y es una verdadera locura. Pero esto te obliga a estar con los cinco sentidos todo el tiempo. Es muy exigente, pero te permite vivir la experiencia desde varios puntos de vista diferentes, y eso es muy enriquecedor. Es todo un máster. Saldré muy preparada tras este montaje”.

Ángel Saavedra (Standby David / Peter / Paul): “Para mí es un sueño hecho realidad. ‘Company’ es uno de esos títulos en los que siempre he querido trabajar, pero nunca sabes si alguien lo va a montar, si encajarás cuando se monte por la edad de los personajes y si, después del proceso de casting, llegarás a formar parte de la compañía que lo represente. Y me hará crecer como intérprete por la calidad del material y por el altísimo nivel que tienen todos mis compañeros actores, Antonio en la dirección, Arturo Díez Boscovich en la dirección musical, Mamen Márquez como ‘coach’ vocal y asistente de dirección… No puedo imaginar un equipo mejor”.

Antonio Banderas,
en primera persona

“El Teatro del Soho no es un capricho, sino un proyecto que busca, ante todo, la excelencia”


Antonio Banderas afronta los ensayos de ‘Company’ desde su apuesta decidida por Málaga en lo artístico pero, también en lo biográfico: su intención es pasar cada vez más tiempo en su ciudad natal y, de hecho, ha reservado cinco meses en su agenda para las funciones de ‘Company’ a partir de su estreno en noviembre. Pero el malagueño no deja de ser una estrella de Hollywood y eso se traduce, también, en requerimientos: durante unos días, Banderas se ve obligado a ausentarse de los ensayos para participar en el rodaje de la quinta película de Indiana Jones. Eso sí, a pesar de su incorporación a un rodaje que reclama la atención de todo el mundo, su corazón y su cabeza siguen puestos en Málaga y en ‘Company’. Hace ya tiempo que dejó claro que el Teatro del Soho era su proyecto más querido y ahora, confirmada la consolidación del equipamiento, el éxito se traduce para él en más exigencia. Y, como es habitual en su talante, en el reconocimiento de sus compañeros: “Que el Teatro del Soho haya llegado a ser lo que es, a pesar de que estemos dando todavía nuestros primeros pasos, se lo debemos a dos personas: a nuestra directora, Aurora Rosales, y a nuestro responsable de producción, Marc Montserrat-Drukker. Es un lujo trabajar con ellos, y gracias a ellos hemos podido crear un equipo increíble para ‘Company’. Contamos con artistas que, si hubieran nacido en Estados Unidos, serían estrellas de Broadway, pero tenemos la suerte de tenerlos en España. Hay mucho talento en este equipo. Hemos logrado conformar una compañía con mucho músculo”.

Más allá de ‘Company’, Antonio Banderas hace su particular balance de los dos años de vida de su Teatro del Soho. Y este balance, apunta, “tiene que ser bueno. A pesar de todo lo que ha pasado, que ha sido mucho y muy espectacular, dado que nadie esperaba algo como una pandemia, nuestro teatro comenzó cosechando un gran éxito con ‘A Chorus Line’. Y eso se lo tenemos que agradecer, primero, a la gente de Málaga, y también por extensión a toda la gente del resto de España y de otros sitios que vino a vernos, porque nunca antes una producida y exhibida en Málaga había aguantado durante tres meses contando todas sus funciones en llenos. Eso nunca había pasado en Málaga. Y es tremendo. Piensa que ‘Los miserables’ estuvo varios meses en Madrid pero no llenaba todas las noches. ‘A Chorus Line’ sí lo hizo. Eso fue para mí muy revelador y dio sentido a todo el trabajo que hubo que hacer para terminar el teatro a la vez que montábamos el espectáculo. Luego, Aurora Rosales ha hecho un trabajo magnífico coproduciendo una obra con la Compañía Nacional de Teatro Clásico de la mano de Lluís Homar, trayendo a Ana Belén con ‘Eva contra Eva’, a Irene Escolar con ‘La gaviota’, a José María Pou… Hemos sido capaces, con todo en contra, de hacer cosas para televisión, hasta de acoger y organizar los Goya. ¿Quién iba a decirme a mí cuando inauguramos el teatro que íbamos a tener aquí los Goya? Hemos podido hacer esto a pesar de las dificultades. Ahora tenemos una obra en Madrid que está llenando todos los días. El balance no puede ser más que bueno. A veces me doy pellizcos para confirmar que todo está pasando de verdad. Pero somos ambiciosos. Queremos seguir creciendo porque creemos en Málaga. De hecho, hemos empezado a trabajar con compañías malagueñas y lo vamos a seguir haciendo. Creemos en el talento de quienes hacen teatro en Málaga. Nuestra apuesta es clara y firme”.

Pero el Teatro del Soho también se conjuga en tiempo futuro. Su consolidación se traduce en la puesta en marcha de proyectos que señalarán el crecimiento de la iniciativa en frentes diversos, y Banderas señala algunos: “Uno de los objetivos principales que asumimos es el de crear una escuela técnica de teatro para formar a profesionales en ámbitos como la utilería, el vestuario, el sonido, escenografía… hasta la producción. No hay una escuela que enseñe cómo se gestiona, se produce y se monta un espectáculo. Y yo tengo la oportunidad de traerme a John Breglio, que escribió una verdadera biblia sobre la producción teatral, para que dé clases en Málaga y cuente cómo lo hace. Y tengo a Francisco Grande, que seguramente es el mejor jefe técnico que podría haber tenido, que ha hecho una verdadera maravilla para llevar ‘A Chorus Line’ en Madrid. Estamos creando una pirámide que sigue creciendo. También en la televisión: María Casado vuelve ahora a TVE, en ‘prime time’, mediante una coproducción con nosotros. Queremos contar con nuevos directores, nuevos autores, nuevas obras. Ya hemos montado una orquesta sinfónica, cuyos miembros viven, comen y tienen familia. Tenemos que llenar a diario para sostener en eso. Bien, vamos a ello. Vamos a seguir creciendo”.

De lo vivido durante la pandemia del Covid, Antonio Banderas extrae una lección fundamental: “Estamos en unos tiempos en los que se habla mucho de esencialidad, y yo, como voy a artista, siempre voy a defender lo mío y reivindicar el carácter esencial de lo que hacemos. Todos somos esenciales. Pero si adopto el punto de vista de un espectador, la cosa cambia. Y como espectador, yo no podría vivir sin teatro, igual que no podría vivir sin literatura, sin el cine, sin las artes, sin esa reinterpretación de la naturaleza. Eso es lo que intentamos hacer”. Para terminar, el malagueño manifiesta su más abierta declaración de intenciones: “El Teatro del Soho no es el capricho de un actor millonario que se ha comprado un juguete y juega con él como con un trenecito eléctrico. Es un proyecto guiado por un excelente equipo de profesionales que trata, ante todo, de buscar la excelencia. Esto no nos va a garantizar el éxito, porque en este mundo tan maravilloso nada te lo garantiza. Pero sí que nos ofrece una perspectiva muy clara de lo que queremos para el futuro”.